En este silencio, en esta quietud
Mi alma pide con ímpetu
Sentir tu voz y tu aliento,
Melancólica y callada anda el día de hoy la dama
En este silencio, en este vacío, en este
Taciturno rocío vespertino; siento la lluvia
Siento tornar relámpagos en el cielo
No eres amor del aire, porque le respiras
No eres amor de agua, ni del frio
Eres
de fuego que derrite mi piel.
Eres
de todas las cosas de las que están hechas las estrellas
Brillas
como la luz celestial
Eres
de todas las cosas que maravillan mi alma
Eres
la paz y la calma inocente de un niño
El
olor de una flor.
Si
observas te pido poco: solo la voz y lo que venga con ella
Tú
cálida risa
Tú
dulce ternura
Tú
halito divino…
Y
que me beba yo tus versos de aire
Lánguidamente;
Los
versos perpetuos
De
tus dulces besos.
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