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Una despedida forzada al igual que inevitable


Cuando alguien importante está más cerca de encontrarse fuera de tu alcance es cuando la realidad se hace presente con su habitual golpe. Derramar lágrimas por éste hecho sólo nos muestra lo importante que llegó a ser esa persona para nosotros.

Te irás, mas nunca mencionaste nada. Te alejas del lazo estrecho que tenemos, y de nuevo me pregunto el por qué no me habías dicho nada. No me dejo de preguntar por qué fui la última en enterarme; por qué simplemente no me dijiste tu decisión para arrancar de raíz lo que siento por ti. Tal vez jamás logre zafarme de todos los recuerdos que hemos compartido. Lo sé, no podré. Así como también no podré olvidar tu nombre junto con tu risa y tu voz.

Las lágrimas que hoy derramo me vuelven a demostrar que llegaste a ser algo más que un conocido en mi vida; que el poco tiempo que nuestras vidas nos brindaron para conocernos bastó para que se me desgarre el alma el enterarme de tu noticia.

Del mayor tiempo que llevo, solamente con cinco meses te convertiste en algo más que mi acompañante; con sólo cinco meses te has adentrado a lo más profundo de mi corazón para nunca jamás salir… Amiga. Hermana. Cómplice de tantas risas y secretos. Confidente de verdades de nuestro pasado que parece siempre compartimos… ¿Por qué?

Mientras más lo pienso más se me escapa el tiempo de las manos. Mientras más lo razono, mis lágrimas corren para hacer un río en mi rostro y después un lago en mi almohada.
He de entender que no debo aferrarte a mí; he de comprender que tu libertad siempre fue sólo tuya y de nadie más, ni siquiera de mí. Es por eso que puedo dejarte ir, a pesar del dolor en mi pecho y en mis memorias, en nuestras memorias.

Recuerdos hechos de risas, de carcajadas, de miradas de complicidad, de lágrimas y de tristeza, de sonrisas, gritos y abrazos, de dibujos, notas y nombres… Sólo de nosotras…
Nunca creí que tan pronto llegara éste día que tuviera que presenciarte por última vez, solamente para despedirte y decirte con lágrimas y una sonrisa forzada un “Hasta luego… Te quiero y sé que nos volveremos a ver… Suerte”.

Pero te agradezco… Gracias por aparecer en mi vida. Gracias por las risas compartidas. Gracias por los secretos que guardamos. Gracias por convertirte en alguien más que mi amiga: mi hermana. Gracias por mi nombre. Y también gracias por hacer que en tan poco tiempo me hubiese abierto a alguien que a sólo cinco meses era solamente un extraño más…
Te quiero y en entre líneas está más que explícito un “Nos vemos cuando volvamos a sonreír juntas”.

Isabel N. Osnaya


-Para la más maravillosa persona con la que pude compartir algo más que una amistad. Con la que no importa qué gustos tengas; mientras una sea más “colorida” y otra más “oscura”, se encontrará un contraste perfecto gracias a la unificación de la misma sincronización de locura e infantilidad… Mi hermosa cómplice, Michelle Odette…-


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