Sugieres verme morir
lentamente, sin saber que tú te estás pudriendo por dentro. Nada asegura que
puedas sobrevivir al propio caos que has creado; a tus propias heridas que
carcomen tus sentidos, haciendo que pierdas la identidad que tenías.
Surgiendo de la penumbra
tu muerte se anuncia con andares seguros. Dices no temerle a tu fin, pero no
creas que tus mentiras absurdas harán que esté dispuesta a hacer algo por ti.
Tu propia vida ya no significa nada. Haz perdido total credibilidad, total y
completa identidad al tratar de comprender tus errores, ahora arrepentido.
Cuando enfrentas tu
realidad, todos te dan la espalda. Sólo y sin sentido te destruyes;
metamorfosis de decisiones erradas a todo tu ser; no comprendes y desesperas al
no cambiar. Cuerpo podrido, alma destrozada, rostro demacrado y con expresión
ausente; lastimero te sientes, avergonzado de tu ser; total y completa
diversión a mis ojos, satisfacción ante tu derrota.
De todas las miradas, la
mía es diferente; la sostienes inseguro de creer lo que observas en ella:
Satisfacción y sed de venganza. Me conoces realmente, sabes qué ha sido de mí,
sabes lo que has hecho de mí. Si antes sentías orgullo y pasión de lo que
provocaste en mí, ahora es temor ante tu propia creación. Cambias tu mirada, o
eso crees hacer; tratas de mostrarte fuerte, pero tus delirios te hacen caer. Tratas de impacientarme… ¡Pero jamás lo
lograrás! Tus sordas palabras no llegan ni a mis oídos. Tus patéticos intentos
de hacerme cambiar no servirán de nada.
Ahora sabes a quién has creado, y no diste
marcha atrás cuando lo hacías; y ahora que sabes de lo que soy capaz quieres
devolverme a mi estado "normal". Enfrenta a tu realidad, porque ahora
sabes que me he vuelto tu peor pesadilla.
Patético e inservible te has vuelto para la
vida, tan desechable cual simple mortal… Un ser depreciable te has vuelto para
mí, a pesar de que adoración hacia ti tenía. Estúpida y equivocada estaba; si
antes un juguete fui para ti, ahora serás más que mi atracción.
Pandemónium recorre mi cuerpo inmortal,
haciendo torcer tus pensamientos incrédulos. Cada vez que me recuerdes, verás
el terror ceñir tu mente, corroer tu mirada, quemar tus sentidos. Blasfemas
tras intentar liberarte; ahora todo está acabado. Haz sido mi deleite especial;
entretenimiento fatal; tú mi deseo insaciable. Ahora tu llama se extingue… Un
simple adiós, y hasta nunca.
Isabel N. Osnaya
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