Fuente de la imagen: recopilada de la web , tumba de Baudelaire
¡A fe mía!, aún no le termino de
leer y ya me rebota en la cabeza como las alas de las mariposas recién
encerradas en un pequeño frasco, como ese que carga Caronte en las monografías
de los curiosos griegos.
Es tan difícil el irlandés con su Ulises, como el ruso con su crimen y castigo; no es por el
ánimo de compararles, pues el punto de comparaciones no existe, sin embargo
ambos tienen en común esa extraña manera de redactar aquellas bellas palabras,
mezcla de universos distintos, mezcla de café con leche.
Me pierden, pero me invitan;
porque las letras danzan como pequeñas emperatrices clavadas en aquel
amarillento papel que a causa de los años ha quedado de esa manera.
Y luego por otro lado esta ese
italiano, sí, aquél italiano que me ha vuelto loca después de mil páginas
ensayando una y otra vez los tratados de la psique; con su libro negro, con su
Gog, con sus innumerables pasadizos , con su renombrada psicología de escritor
oscilante, entre el ser y el estar.
Por si fuera poco los ingleses
también, aquel dramaturgo que ha perdurado por los siglos de los siglos en la
literatura, quemando con sus letras al amor; siendo un trágico comediante de la
vida natural, siendo el Romeo y la Julieta de mi andar .
Y qué decir del francés, que por
si fuera poco ha retratado la comedia humana en unos cuantos tomos, mezclando
la histeria de la sociedad francesa con sus dulces palabras encubiertas de
amores y desencantos; y ahí está ese otro también, el poeta maldito que con sus
flores del mal derrumba religiones y las hace llorar.
Y nada… en el cementerio de los
escritores todos son tan buenos, tan intensos; esa era la verdadera esencia de
la literatura de antaño, lo escribo con un suspiro.
Ahora nos quedan los vampiros
hiperglucémicos, los magos adolescentes, las letras fáciles; la lectura de
microwave, crepúsculos y niños fantasmales.
Cuando los niños eran fantasmas y
eran malditos pertenecían al cementerio de aquel americano, ahora que se han
visto dulcificados al morir, pues nada queda ya.
¿Qué otro temor puede asaltar a
la literatura humana?; cuántos genios en las sombras han de quedar, que poca
imaginación nos ha de esperar; quiénes serán los siguientes perversos, que de
verdad carguen de versos a la nueva literatura.
En este cementerio de escritores
os espero, leyendo las nuevas bondades de los que aún se encuentran en el
desvelo, en el ocaso; de ser el caso poco a poco les encuentro entre las letras
de las nuevas tendencias.
Ahora existen no lo niego esos
buenos escritores que me causan aplicación, sin embargo yo, aún no comprendo
cómo es que ellos siguen bajo el sauce del anonimato del cementerio.
Parecen deambular por donde están
los otros ídolos muertos, nadie les ve… pero os aseguro yo los espero.
Vashdaryan
Sutil crítica a escritores no tan buenos por parte de un escritor del mismo nivel.
ResponderEliminarAnónimo: agradezco mucho tú comentario y el tiempo que has tomado en leer mi escrito, aunque no le comprendí del todo, ¿te refieres a que Fiódor Dostoyevski, Balzac, James Joyce, Baudelaire, Shakespeare entre otros que nombro implícitamente en el escrito son malos? O quizá que el escrito se encuentra al nivel de Mayer y Rowling; en cualquiera de los dos caso siendo malos escritores los unos o los otros, me ha parecido bastante halagador.
ResponderEliminarDe ser los primeros quiero ser así de mala como ellos, de ser los últimos (Rowling… Mayer… y un largo etcétera) quisiera ser tan adinerada como ellas – ellos.
Por tal, tú comentario me ha llenado de fascinación y por qué no decirlo de intriga, sería enriquecedor que pudieses fundamentarlo con algún argumento más sólido y así crear un verdadero diálogo. Una vez más mil gracias por leer y comentar.
“El escritor no se construye de aplausos, sino de críticas” :D un saludo!!